En la extravagancia de la contusa y espantosa acumulación de sensaciones, me postro un postre de melancolías retornando a lugares jamás vistos, jamás encontrados.
El sutill aroma del café estratosférico estimula el tejemaneje mental para no permitir que tus ojos azules coincidan con los botones verde aqua de mi lujoso saco de cebollas; es así que ahora descanso en una hamaca china contando caballos de troya rellenos de esperanza, jurando que volveré a encontrarte en la lontananza.
Las curvas alquiladas son el perfecto apoyo para el acercamiento que enharina y cubre los cuerpos, protegiéndolos de intrusos nocturnos, altaneros y que, a veces, ocurren a interrumpir y fragmentar los climas artificiales que hemos creado a través del eterno intercambio de galletas y vasos con leche tibia.
Renunciemos.
Pero tú primero.
por Asfalto Spinelli
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