lunes, 24 de mayo de 2010

Pepe Origel debe morir

Estaba su servidor preparando un escrito sobre Heideger para éste, el blog de su preferencia, cuando decidí leer el comunicado del camarada Dovich Shavadú (justo abajo de este post).

Al terminar, decidí que quiero matar a Pepe Origel.

Y no lo quiero matar porque sea un maldito chismoso. Tampoco quiero matarlo porque su voz me parezca molesta, muy molesta. No es el cómo se viste ni el cómo se desviste.
No me importa que sea íntimo de la Chapoy.
No me importa que se le esté cayendo el pelo.
Lo quiero matar porque el muy cabrón sonríe. Y sonríe dándonos a entender que sabe algo que todos los demás desconocemos. Entonces, lo voy a raptar, lo voy a amarrar y lo voy a interrogar.
Si sabe algo que todos desconocemos, lo voy a matar por maldito. Si no lo sabe, lo mataré por estúpido.

Pero es un hecho: Pepe Origel debe morir.

Por Livingston Bolaños

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