miércoles, 19 de mayo de 2010

JOY DIVISION Y DIEZ AÑOS DESPUÉS...

Aaasuuu! Tantos recuerdos el día de ayer, aniversario treinta del descuelgue (¿literal?) de Ian Curtis, vocal de Joy Division.

El Rebeld, amigo de la prepa en aquellos mozalbetes días, sobresalía de entre los cuates no precisamente por sus calificaciones sino por su proclividad a compartir caguamas que gratuitamente nos ofrecía pues era dueño… bueno, más bien era el hijo del dueño de una miscelánea ubicada en Arabronx. Ahí, entre briagas a la segunda Corona, por vez primera, escuché a Joy Division…

En ese entonces, época en que el ska tipo Tremenda Korte alienaba mi adolescencia finmilenaria, era más fácil encontrar una persona conectada a Internet (“… en el 2000”) que a alguien que escuchara Joy Division (pues The Cure era rey, santo y patrono de lo “dark masificado”). Si encontrabas a alguien con mismos gustos, n’ombre!, las posibilidades se abrían infinitas (“¿ya viste este disco?” “Te comparto esta película” “¿Conoces o los MC5?”, etc, etc).

Pero como dicen que segundas partes no son buenas… urrgh. El revival Joy Division diez años después juro que traté de tomarlo de la manera más sabia posible: “hey, es una nueva generación, que los conozcan; chido que oigan eso a puro reguetón; ya pareces ruco –“tiempos pasados siempre fueron mejores”- y ni los 30 cumples; no necesitan conocer toda la discografía para que les guste una banda" y así…

Me cae que traté de ubicar el justo medio, oh, sí, pero la realidad era aplastante. Chido que ya no sólo los darks diez años después los oyeran pero, como en todas las cosas, en las formas se encontraron los modos. Ahora se oía a Joy Division porque, súbitamente, “wey, todos oyen a yoidivishon, es que va a salir una peli de ellos. Ya los tocan harto en Reactor”, “Paparrín, ¿qué no sabes que son los padres de Interpol y Franz Ferdinand?" “Oye, por cierto, ¿cuándo vendrá a tocar Joy Division a México?”

Repito: bien que el consumo de su música haya subido, que por ellos también hayan llegado muchos a los Buzzcocks, Sex Pistols, The Velvet Underground o Brian Eno, pero la verdad creo que la exposición a Joy Division para muchos fue más que el cliché del momento… Oséase: la pura pinche moda.

Y pa’ muestra, tres botones: Tuve la valentía de ir en 2008 a la Estación Indianilla. Reactor presentaba un tributo a Joy Division con, entre otros, los insufribles Dynamite y Los Fancy Free. Juro que pensé que estaba más bien en una pasarela del Mercedes-Benz Fashion Otoño-Invierno. Nadie pelaba a las bandas, a la música, mucho menos los covers pero eso sí, la gran mayoría se dedicaba a mostrarse a sí mismo.  Y es que la bloffería debía estar ahí pues era la premiere de Control, ni más ni menos… Uhhhh!!!!

Otro tributo, éste más original, corrió en El Under. A diferencia de otras noches dedicadas a Joy, en esta ocasión la banda nativa (Roma-Condesa) se veía por el lugar (tienen muchos motes, pónganles el de su agrado). Las canciones conocidas, tres nomás: Transmission, Love will tear us apart y She’s lost control. Y ya. Ah, pero los flashazos de cámaras resplandecían por aquí y acullá para dejar constancia en el Facebook respectivo de las fotos con punks y goths (“¡originales!”) posando con los condechis. (NdelaR: Plaqueta tuiteó su visita al antro. Si los leen, entenderán lo que les digo. #Ternurita).

Last but not least, el dj set que se aventó Peter Hook, bajista de Joy, en el Pasagûero el año pasado. Traía en sus tornas el sonido Manchester y pocos pelaron lo que soltó. Pero de nueva cuenta, las tres rolas arriba citadas del Joy, desgañitaron a media banda. Y ya.

Creo que la onda es sintomática. Que guste la música, no la marca, ¿no creen? Pero bueno, si aquí se considera el término “indie” como un género musical pues…

... pues mejor honor a quien honor merece, aquí.

Por Sir Rosis

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