miércoles, 19 de mayo de 2010

El rock de Penélope

Son las cuarto de la tarde del Sábado y como todo hombre temeroso de Dios estoy en pijama, haciendo lagartijas de pulgar con el control de mi tele y devorando fruti lupis. Si estuviera lo suficientemente despierto para apreciarlo diría que es un momento perfecto y que no deseo nada más. La utópica escena es interrumpida por el sonido de un mensaje entrando a mi celular, lo cual me sorprende pues mis amigos son aún mas temerosos de Dios que yo y por lo tanto a estas horas aún están  roncando.

Mis adormiladas neuronas tardan un par de minutos en hacer sinapsis. Me levanto trabajosamente del sofá, camino hacia mi recámara y recojo el endiablado aparatejo.

“¿Que es el rock&roll sino un ejercicio de arrogancia?”

No hay nada más, ni saludo ni despedida. Como la esfinge la remitente sólo lanza la pregunta y me deja atontado. Al abrir el mensaje no leí quien diablos lo enviaba pero solo hay una persona que me podría mandar algo como esto a estas tempranas horas de la madrugada – que es, sostengo, un estado mental más que una hora del día – Penélope.

Penélope es una presencia más o menos intermitente en mi vida, a veces pasan semanas sin que tenga la más mínima noticia de ella y a veces pasamos días enteros juntos, sin separarnos más que para mear. No es que planeemos estar separados o juntos un determinado tiempo; lo nuestro es el proceder natural de los que odiamos la rutina.

Lo único predecible en el comportamiento de Penélope es su espontaneidad. No me mandó el mensaje esperando una respuesta, simplemente brotó en su cerebro y tuvo la necesidad de compartirla.

La pregunta lleva días bailando en mi cerebro y como la respuesta que tengo es demasiado larga para un mensaje de celular, le contesto por medio de este blog y la comparto con sus lectores:

Penélope:

Si, a güevo, el rock ES un ejercicio de arrogancia. Ambos implican pararte frente a otro y decir “oye tu, mira lo que puedo hacer” Incluso creo que negar esto es un ejercicio de arrogancia. ¿o no hay una increíble mamonería en el que dice “yo escribo/compongo para mi”? Mamadas, todos los que creamos lo hacemos para  otro, cierto, para que otro lo escuche e idealmente lo absorba sino para que nos aplauda.

Sin embargo también creo que el rock y de nuevo todo acto de creación no solo son un ejercicio de arrogancia. Nena, algo tan inconmensurable (y vago) como “el rock” no puede ser atrapado en una sola etiqueta. Por ejemplo, el rock&roll también es un acto de control. Cuando la música es buena, le metes un golazo al escepticismo del público, le quitas las ganas, siempre presentes, de bajarte a jitomatazos del escenario y lo pones a cantar, a bailar, a babear. Te apropias, por unos minutos, de su voluntad. Son tus zombis, doctora Legendre. Son tus títeres.


También el rock es coger. No solo desde la palabra misma (recuerda que Rock&Roll significa, literalmente, mecerse y rodar, es decir coger) arriba del escenario tu haces que el otro se venga y ellos hacen que tu te vengas. Tu se las metes a todos y ellos te la meten a ti y el acto termina explosivamente en un orgasmototote de aplausos.

De modo que si, cariño, el rock es un ejercicio cabrón de arrogancia pero, de nuevo, no es “sólo eso”.

El rock, al final de cuentas, eres tu. Soy yo. Somos nosotros y quien nos escucha.

P.D. Todo lo que dije del rock&roll se puede aplicar a cualquier acto de creación. Cuando leemos un texto a dos voces nos estamos masturbando mutuamente pero también estamos masturbando al público. También estamos siendo increíblemente arrogantes “siéntense, escuchen, esto lo escribimos nosotros” pero también los estamos controlando. Los tenemos calladitos y absorbiendo nuestras letras, los tenemos a nuestros pies.


Escrito por Estroncio Luque

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